IKARUS… LOS GIGANTES QUE MARCARON UNA ÉPOCA EN LIMA.

Uno de los cincuenta IKARUS 280 a la altura del Sheraton. Fotografía: T D (1977)
El nombre Ikarus fue, para muchos limeños, sinónimo de “bus articulado”. Sin embargo, no era un apodo, sino la verdadera marca de estos vehículos, provenientes de Hungría.
La historia de Ikarus se remonta a 1895, cuando nació como un pequeño taller de herrería. Décadas más tarde, tras la Segunda Guerra Mundial, la empresa fue nacionalizada y comenzó a desarrollar modelos innovadores que pronto destacaron en ferias internacionales.
A fines de los años 60, se presentó la célebre Serie 200, cuyos prototipos conquistaron premios en Europa, incluyendo el Trofeo de Plata en la Semana Internacional del Autobús de Niza (1969). En 1971, la compañía definió que sus grandes apuestas urbanas serían los modelos Ikarus 260 e Ikarus 280 (el modelo de bus articulado), este último con tal éxito que incluso llegó a mercados tan exigentes como el norteamericano, en su versión modificada Ikarus 286.
En 1974, Lima fue escenario de un hito en la historia del transporte urbano: el arribo de 50 unidades Ikarus 280, el primer lote de ómnibus articulados en el Perú. Estos vehículos fueron adquiridos por la Administradora Paramunicipal de Transporte de Lima (APTL), creada casi una década antes bajo la gestión del alcalde Luis Bedoya Reyes.
Inicialmente, los Ikarus se asignaron a tres rutas pioneras llamadas “Expresos”:
- Expreso A: Lima – Villa El Salvador
- Expreso B: Lima – Chorrillos
- Expreso C: Lima – San Juan de Miraflores
No obstante, la competencia con «Transportes Lima Metropolitana Empresa de Propiedad Social» – TLPEPS obligó a reorganizar el servicio, reduciendo su operación.
En 1976, durante el gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez, la APTL fue estatizada, dando origen a la Empresa Nacional de Transporte Urbano del Perú – ENATRU, entidad que adoptó como símbolo los Ikarus, ahora pintados con el característico esquema cromático de la empresa estatal.
Sin embargo, la exigencia del servicio y las limitaciones del mantenimiento aceleraron su desgaste. Para 1980, solo 11 de las 50 unidades originales seguían circulando. Con su retiro progresivo, los limeños comenzaron a llamar simplemente “Ikarus” a cualquier bus articulado, dejando una huella imborrable en la memoria del transporte público de la capital.